EL grupo hizo vibrar a sus fans en el estadio Beto Ávila con temas de su nuevo material discográfico

 

CANCÚN, Q. Roo.- Con un gran poder de convocatoria y un público dispuesto a revivir la nostalgia del rock nacional, el grupo Maná presentó en el estadio Beto Ávila algunas piezas de su más reciente material discográfico “Cama incendiada”.

 

Con una hora de retraso, el concierto supo prender a los asistentes con una entrada que arrancó los gritos de la concurrencia, un enorme telón con la imagen de Maná y su cama incendiada, cayó al filo de las diez de la noche para dar paso a la música.

 

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Una pirotecnia a espaldas del escenario fue el marco para que sonara la primera canción y fueran surgiendo poco a poco, éxitos como “Perdido en un barco”, “Oye mi amor”, “Te lloré un río” o “El muelle de San Blas”.

 

“Adicto a tu amor”, “Suavecito”, “Electrizado” y por supuesto “Mi verdad”, del noveno disco de esta agrupación mexicana, sonaron en el escenario con la melosa cadencia que caracteriza a la agrupación, aunque con arreglos electrónicos que suman a la popularidad de la banda entre las nuevas generaciones.

 

Ovación 

 

El público, generoso, ovacionó a Fernando Olvera “Fher”, Juan Calleros, Alejandro González y Sergio Vallín, actuales integrantes de Maná y quienes con cálida sencillez agradecieron al público por su presencia.

 

“¡Hace mucho que no estábamos en Cancún!”, dijo el vocalista y el griterío abonó a una noche donde se consolidó el lazo que une a los seguidores con el grupo. Un lazo atado con la suave rítmica de la música y temas cuya lírica conecta amor y conciencia.

 

Sergio Ibáñez, guitarrista cancunense, se sumó a la banda para interpretar un solo ante el asombro del respetable, quienes se enteraron así de que previo al concierto, se realizó un concurso para seleccionar al músico que tendría la oportunidad de subir con ellos al escenario.

 

Con el tema “El Rey”, de José Alfredo Jiménez, los asistentes fueron también parte del show, y con “El reloj cu cu”, hubo oportunidad de conmoverse, Fher dedicó a su padre este tema y habló de sus noches infantiles cuando, al fallecer su padre, lo mandaban a dormir solo. Apenas tenía 8 años.

 

Luego del clásico “¡Otra! ¡Otra! ¡Otra!”, surgieron un par de temas más y al final “Rayando el Sol”, que puso a cantar a un público tan diverso como agradecido.