Tour Drama y Luz (47)

Montevideo, Uruguay 17 de Diciembre 2011



Maná sacudió el Centenario con un espectáculo de gran impacto‎

La banda mexicana cerró su ciclo de conciertos 2011 el sábado en el Estadio Centenario, ante más de 25.000 personas. Tras años de silencio, volvió con un show de gran despliegue escénico, con fuego, luces, pantallas led y plataforma giratoria.

El reencuentro con el público uruguayo resultó cálido y sorprendente. Los creadores de Drama y luz apostaron a lo grande con un show cargado de recursos escénicos, sólo comparable a lo que trajo Guns`n Roses también al Estadio Centenario. Hubo de todo, incluyendo una plataforma móvil para el baterista que se lució aún más que en los viejos tiempos con un solo de quince minutos y dos alas mecánicas que aleteaban en el aire.

Pero lo que más conquistó al público (que agotó rápidamente las localidades a través de Abitab) fue el montaje de un escenario secundario, ubicado sobre la torre de sonido, hasta donde se trasladó la banda de improviso cuando ya promediaba más de una hora y media de show. Los cuatro desfilaron por una pasarela entre la gente y treparon al estrado que los puso muy cerca de la tribuna Olímpica. Allí subió una mujer de la platea, elegida al azar, que terminó bailando con Fher Olvera Vivir sin aire.

El espectáculo fue un cúmulo de emociones gracias a los hits inolvidables que son lo suficientemente sólidos como para superar incluso un silencio de cinco años. Los presentes corearon títulos como Rayando el sol, Oye mi amor, Manda una señal, Te lloré todo un río, En el muelle de San Blas, Se me olvidó otra vez, Eres mi religión, Si no te hubieras ido, Mariposa traicionera, entre muchos otros. Y con igual efusividad se sumaron a las canciones de Drama y luz que ya inscribió un par de clásicos en el pop: Lluvia al corazón, Amor clandestino y El amor verdadero perdona. Durante El espejo, una historia surrealista en la que un hombre se mira en el espejo, es seducido por él y al tocarlo es transportado a un universo paralelo en el año 1950, invitó al palco a un octeto de cuerdas integrado por seis violines y dos contrabajos.

 En esta nueva etapa de Maná el músico más expuesto es el vocalista y guitarrista Fher Olvera, quien perdió a su madre y a su hermana durante la producción del nuevo álbum. Esto derivó en canciones que hablan de duelo y esperanza. Cuando llegó el momento de hacer Vuela libre paloma la dedicó a su madre (que cumplió un doble rol en su infancia porque su padre murió cuando él era pequeño) y a todos aquellos "que han perdido a alguien temporalmente". El público le gritaba `¡fuerza!`, conmovido. Y su propio compañero, Alex González, le dijo: "¡este no ha sido un año fácil, pero sobreviviste cabrón!" y el estadio estalló en aplausos.

El característico discurso ecologista de Maná quedó en segundo plano pero tuvo varios minutos de exposición. En un video exhibido en pantalla gigante, el artista que conserva su voz intacta y su larga melena enrulada, cuestionó el tratamiento que la humanidad hace al planeta, preguntando si acaso hemos involucionado en ciertos aspectos.

El mensaje general se apoyó en tres palabras: amor, paz y esperanza. Y en lo gráfico estuvo repleto de mariposas, seres alados y dibujos aztecas. En la canción Latinoamérica promueven la unión del continente, refiriéndose a la cantidad de valores y dolores comunes que tienen los países que lo integran. Fher aprovechó este contexto para deslizar una crítica hacia Chávez, aclarando que su punto de vista no está emparentado a lo que dice el mandatario, ("nada que ver con esa mierda", expresó). En cambio deseó al pueblo uruguayo que le "vaya bien con su presidente, el Pepe Mujica (de quien destacó su pasado guerrillero)". "Pero no dejen todo en manos de los políticos. El pueblo debe ser participante activo en los cambios de una Nación", continuó. Entonces alguien le tiró al escenario una bandera uruguaya enlazada a una de México, que más tarde trajo a escena nuevamente con la camiseta Celeste puesta (tenía el número siete en la espalda). Fher citó a Mario Benedetti, como "el maestro de poetas" y elogió a Diego Forlán y a Uruguay por el excelente Mundial realizado. "Ya quisieran los cabrones mexicanos jugar así", dijo, bebiendo otro sorbo de tequila, un rito que extendió durante todo el show porque según sus palabras, continuaba celebrando su cumpleaños "que fue hace cinco días".

El espectáculo duró 2 horas 15 minutos y el clima permitió su buen desarrollo. "Gracias Dios por no haber permitido que llueva", concluyó el cantante mirando al cielo y besando una cruz que llevaba colgada al cuello.

Abiertos: Un músico uruguayo tocó con la banda y Fher bailó con una espectadora.

Espera: Los fanáticos debieron esperar cinco años para volver a oír a la banda mexicana.

La interacción de la banda a varios niveles
Maná invitó a escena a un músico uruguayo para interpretar una canción. El elegido a través de un concurso en Radio Cero fue Álvaro Rabaquino, integrante de Bungee, que tocó la guitarra y se movió con mucha energía. La intención del grupo es dar oportunidades a talentos emergentes. Previo al espectáculo se realizó un meet and greet, una modalidad cada vez más común entre las estrellas del pop, mediante la cual un puñado reducido de admiradores tiene acceso al artista para sacarse fotos y saludarlo. Eso ocurrió con Maná en el Centenario. En ese marco, Alex González confesó a El País que estaban "muy felices" de haber regresado: "No queremos que vuelva a pasar tanto tiempo sin venir a Montevideo, aquí nos sentimos muy a gusto". El `blooper` de Alex fue durante el show, cuando instó a la gente de los edificios linderos que estaban disfrutando "gratis" a prender y apagar las luces. Pero claro, alguien le avisó que esas ventanas que asomaban son del Hospital de Clínicas, y mandó sus disculpas.


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