Las Palmas, España 23 de Septiembre 2011



Todos los rostros de Maná

El paso por la capital grancanaria de la gira Drama y luz, la criatura discográfica más reciente de Maná, se presta a varias lecturas: de un lado, la magnífica impresión que se llevaron los incondicionales de la banda, los miles de personas que perdieron la voz el pasado viernes en su afán de corear todas y cada una de las canciones que Fher Olvera y los suyos interpretaron en las casi dos horas de espectáculo; la pegada del grupo en directo, que engrandece el mosaico de arreglos y virguerías de sonido y efectos que se empastan en estudio; y la tercera, que Drama y luz les ha permitido enhebrar el mayor espectáculo de cuantos se han echado encima desde que tuvieron nombre propio, pero su mejor baza sigue estando en las antiguas canciones, las que transmiten el espíritu del rock latino al que se deben.

Del repertorio que vertebra la gira, canciones como Oye mi amor, Dame una señal, Mariposa traicionera, Me vale (con el concurso de Ginés Cedrés, que coló el riff inicial de Báñate en Las Canteras, de Coquillos), y las reservadas en la traca final del show, como Corazón espinado, Clavado en un bar (con llamaradas brotando a ambos lados del escenario), Labios compartidos o Muelle de San Blas, con la que dieron el adiós ya con Olvera ataviado con la camiseta de la UD Las Palmas y enarbolando una bandera que trenzaba la mexicana y la canaria, están a años luz de las nuevas. Lluvia al corazón, con la que abrieron el concierto, otras como Amor clandestino o los medios tiempos que impregnan Sor María, El espejo, la sentida Vuela libre paloma o Latinoamérica, muestran el reverso de un proyecto excesivamente acomodado en su verso favorito: el amor y toda la fauna que se agolpa en la lírica de Fher, Vallín, González y Calleros.

Un detalle de la banda al acercarse hasta el pequeño escenario cerca de la torre de control para recrear piezas mexicanas y alguna canción de las antiguas; y excesivo el músculo de Álex González en el solo de batería, un verdadero animal de la percusión que hace grande al grupo.